DÍAS ESTÚPIDOS

Ayer  estúpidamente abandoné mi casa.
Olvidé los cubiertos, la mesa
y una lámpara, a la que extraño de manera exagerada
por no permitirme leer a Panero
y por no verla a mi izquierda
seductoramente luminosa
frente a un espejo triste
y forastero.
¿Cómo podría vivir sin una lámpara
tan terriblemente capaz de descifrar cualquier organismo?
Cuando estornudo
cuando es hora de orinar
cuando me sobresalta una pesadilla
mi mano,
la busca estúpidamente
en el estúpido buró
en días tan estúpidos.